No tiene ni desperdicio ni vuelta de hoja. ¿Pero cómo se puede ser imbécil o tan malvado?
He aquí algunos testimonios de los secuestrados. Simplemente imaginense lo que sentirían ustedes en semejantes circunstancias y contesten si los que lo infligen no son unos malnacidos.
“No es el dolor físico el que me detiene, ni las cadenas en mi cuello lo que me atormenta, sino la agonía mental, la maldad del malo y la indiferencia del bueno”, escribe el coronel Luis Mendieta que fue secuestrado en 1998.
“Al inicio de la enfermedad caminaba con un palo que hacía las veces de bastón (...) después me tocaba caminar con la ayuda de dos horquetas que hacían las veces de muletas. Qué viajes tan penosos (...) Me tocaba arrastrarme para el baño por el barro para mis necesidades únicamente con la ayuda de mis brazos porque no podía levantarme”, así relata el coronel Mendieta cómo superó una parálisis temporal de sus piernas mientras la organización subversiva le seguía obligando a desplazarse por la selva.
Los textos han sido extraídos del diario mexicano El Universal.
“No es el dolor físico el que me detiene, ni las cadenas en mi cuello lo que me atormenta, sino la agonía mental, la maldad del malo y la indiferencia del bueno”, escribe el coronel Luis Mendieta que fue secuestrado en 1998.
“Al inicio de la enfermedad caminaba con un palo que hacía las veces de bastón (...) después me tocaba caminar con la ayuda de dos horquetas que hacían las veces de muletas. Qué viajes tan penosos (...) Me tocaba arrastrarme para el baño por el barro para mis necesidades únicamente con la ayuda de mis brazos porque no podía levantarme”, así relata el coronel Mendieta cómo superó una parálisis temporal de sus piernas mientras la organización subversiva le seguía obligando a desplazarse por la selva.
Los textos han sido extraídos del diario mexicano El Universal.
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