(foto ©DCO2006)
Sin ser realmente consciente de ello, se acerca el momento de otra gran aventura. Mi cabeza aún no está preparada, demasiadas emociones intensas y gratas durante los últimos días me mantienen en un vilo primaveral. Cambiaría Uganda sin pestañear por un... llamemoslo fruto del predestinador libre albedrío. Pero a veces no queda más remedio que regresar al mundanal ruido. Y ya sé, ya sé, algunos me crucificariais por expresarlo en estos términos.
Hoy, al transferir parte de mis fotos a flickr.com, me he vuelto a encontrar con esta niña massai que tuve ocasión de fotografiar hace dos años. Me saluda todos los días al entrar en casa (expuesta a 40 x 60 cm en el descansillo) y, aunque nunca llegará a ser la "famosa" niña afgana, no deja de resultarme preciosa y pura en su mirada. Es más, igual hasta cometo un sacrilegio por lo que voy a escribir: ¡me parece mucho más guapa!.
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