viernes, febrero 05, 2010

No sin mis votos

El PSOE antepone su agenda política a las necesidades del país. La situación económica clama medidas urgentes y, sin embargo, el presidente y sus ministros están más pendientes de si viene o no Obama. Rodriguez Zapatero no entiende que su primera obligación no es la de salvar el mundo, sino la de dar respuesta al clamor de los ciudadanos. Eso, sumado a su incompetencia en materia ecnómica (la ignorancia nunca ha sido buena consejera), nos deja al borde del precipicio.

El PP se relame y pide elecciones, a la par que trata de apaciguar sus guerras internas por el control del partido. Sin embargo, su política sigue siendo electoralista porque no llama a las cosas por su nombre. Tenemos a la del "hijoputa", que reveló su verdadera naturaleza asesina y controladora (¿no decía que no luchaba por el control de Caja Madrid?). Tenemos al alcalde faraón que ha dejado a Madrid arruinada. Tenemos a la Cospe, que a pesar de ser partidaria de la energía nuclear, no quiere el ATC (Almacén Temporal Centralizado) en Castilla La Mancha porque es más importante el populismo y electoralismo que cualquier otra cosa. Tenemos a Soraya, perrillo fiel de su amo y señor que podría transmitir algo de sentido común pero que, al igual que la Pajín (aunque Soraya sea infinitamente más inteligente), le pierde una vomitiva falsa lealtad.

Ay, ay, ay... Si los que aspiran al poder piensan más en los votos, y vaya si lo hacen, que nos pillen confesados. Me importa un carajo quién gobierne. Necesitamos un gobierno de concentración nacional (al estilo del alemán) que ponga las cosas en su sitio:

- reducir el estado del bienestar
- reducir los privilegios a sindicatos, sindicalistas, liberados y trabajadores
- controlar el fraude fiscal
- reducir las subvenciones
- fomentar la productividad
- reducir el gasto público
- reformar el modelo territorial y reducir el gasto autonómico
- modificar la ley electoral y dar menos peso a la minorías regionalistas

¿Sigo?

Hasta que los electores no asumamos que tales medidas son necesarias en aras del bienestar común, poco o nada se podrá hacer. Debemos comprender la realidad: a la felicidad solo se llega a través del esfuerzo y lo de que a uno le toque la lotería es harto improbable.

el pobrecito hablador

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