Durante las vacas gordas, ahorro. Durante las vacas flacas, vivo de lo que he acumulado.
Las empresas no hacen lo mismo. Durante la bonanza, algunos se forran. Durante las vacas flacas, quieren vivir de MIS ahorros "para evitar que se hunda la economía", aunque ellos sigan forrados. ¿Qué chollo, verdad? Salvar a poceros, Botines y Martines pescadores de Afinsas.
Lo mejor de todo es que nadie que no sea un ciudadano de a pie paga el pato: ni los legisladores, ni los gestores de las empresas, ni los banqueros.
Un dato que dice mucho: 5 libros de fotos en Amazon me cuestan 100 euros, gastos de envío incluidos. Uno sólo de esos libros, en España, me cuesta 60 euros. ¿No les parece una estafa? ¿Qué hace que nuestro sistema nos chupe la sangre?
Muy fácil, la regulación de la competencia que tenemos es una basura. Las tarifas de móviles de Tedoyfone, Timofónica y Oh-grunge parecen sacadas de un copiar/pegar. Los anuncios en la tele se sincronizan por arte de magia y la gasolina sube cuando lo hace el petróleo, pero nunca baja con la misma celeridad. Hay leyes para todo pero ni un sólo inspector. Un ejemplo, basta con ir a un chino (pobres ellos, no me tilden de racista) para ver que muchos de los productos que venden no llevan el sello de consumo. Luego sale lo de la melamina y hay que retirar el stock. Menos mal que lo pillaron en China porque lo que es aquí, ni se enteran. Otro ejemplo, miren dónde aparca la gente y si está prohibido o no. ¿Para qué vale la señal? Si la ley no sirve, ¿por qué no se manda al orto? Y si es útil, ¿por qué no se aplica?
El ciudadano medio se ha convertido en un Atlas de pacotilla y está condenado a sostener el cielo de los poderosos. Nosotros pagamos, sin derecho alguno a decidir, negar o protestar. "Qué votemos a otros", nos cuentan... Pero si son todos la misma mierda vestida de diferentes colores. Ministros sin titulación universitaria, presidentes (o candidatos a) que no saben ni inglés, ni francés, ni alemán (no se pueden enterar ni por la prensa). Los jueces, puestos a dedo, los ministros, idem eadem idem (será por la fidelidad y servicios prestados dentro del partido, claro). En los ministerios y organismos públicos nos encontramos con genealogías enteras: esposas o esposos de, hijos, cuñados, sobrinos, tíos. El número de altos cargos se dispara, las prebendas también... Cualquier miserable saca tajada jaleando al personal con argumentos nazis del estilo "como naciste aquí, eres un semidios, pero cuídate de los canallas del otro lado de la línea porque son los responsables de que estés jodido".
Y por último, pero no por ello menos importante: con casi 7000 millones de energúmenos hollando el planeta tierra y consumiendo recursos cuál cáncer de Gaia, las cosas no pintan nada bien para la canica azul. A la mierda los chimpancés, a la hoguera con los gorilas. Adios a las ballenas, atunes, anchoas y otros habitantes de los océanos. Ha llegado el homo sapiens sapiens, que de homo no sé, pero de sapiens bien poco, y hasta que no llegue al límite matrix, no cejará en su empeño. Todos a tener niños, a hacerles carantoñitas y a decir "qué rico", "qué mono". ¡Qué gran paridera de felicidad! Pero lo cierto es que el planeta está reventando por todas las costuras, hay porquería, plásticos, toxinas, metales pesados y desechos humanos allá donde uno mira. Así que lo que les espera a esos bebés tan maravillosos es un legado poco halagüeño, un horror ni siquiera concebible por el propio Kurz (de el corazón de las tinieblas, por si alguien no lo ha leído).
Hagan como el avestruz, señoras y señores, y no protestemos, no exijamos y no pidamos. ¡Todo va estupendamente bien cuando sube la bolsa!
Las empresas no hacen lo mismo. Durante la bonanza, algunos se forran. Durante las vacas flacas, quieren vivir de MIS ahorros "para evitar que se hunda la economía", aunque ellos sigan forrados. ¿Qué chollo, verdad? Salvar a poceros, Botines y Martines pescadores de Afinsas.
Lo mejor de todo es que nadie que no sea un ciudadano de a pie paga el pato: ni los legisladores, ni los gestores de las empresas, ni los banqueros.
Un dato que dice mucho: 5 libros de fotos en Amazon me cuestan 100 euros, gastos de envío incluidos. Uno sólo de esos libros, en España, me cuesta 60 euros. ¿No les parece una estafa? ¿Qué hace que nuestro sistema nos chupe la sangre?
Muy fácil, la regulación de la competencia que tenemos es una basura. Las tarifas de móviles de Tedoyfone, Timofónica y Oh-grunge parecen sacadas de un copiar/pegar. Los anuncios en la tele se sincronizan por arte de magia y la gasolina sube cuando lo hace el petróleo, pero nunca baja con la misma celeridad. Hay leyes para todo pero ni un sólo inspector. Un ejemplo, basta con ir a un chino (pobres ellos, no me tilden de racista) para ver que muchos de los productos que venden no llevan el sello de consumo. Luego sale lo de la melamina y hay que retirar el stock. Menos mal que lo pillaron en China porque lo que es aquí, ni se enteran. Otro ejemplo, miren dónde aparca la gente y si está prohibido o no. ¿Para qué vale la señal? Si la ley no sirve, ¿por qué no se manda al orto? Y si es útil, ¿por qué no se aplica?
El ciudadano medio se ha convertido en un Atlas de pacotilla y está condenado a sostener el cielo de los poderosos. Nosotros pagamos, sin derecho alguno a decidir, negar o protestar. "Qué votemos a otros", nos cuentan... Pero si son todos la misma mierda vestida de diferentes colores. Ministros sin titulación universitaria, presidentes (o candidatos a) que no saben ni inglés, ni francés, ni alemán (no se pueden enterar ni por la prensa). Los jueces, puestos a dedo, los ministros, idem eadem idem (será por la fidelidad y servicios prestados dentro del partido, claro). En los ministerios y organismos públicos nos encontramos con genealogías enteras: esposas o esposos de, hijos, cuñados, sobrinos, tíos. El número de altos cargos se dispara, las prebendas también... Cualquier miserable saca tajada jaleando al personal con argumentos nazis del estilo "como naciste aquí, eres un semidios, pero cuídate de los canallas del otro lado de la línea porque son los responsables de que estés jodido".
Y por último, pero no por ello menos importante: con casi 7000 millones de energúmenos hollando el planeta tierra y consumiendo recursos cuál cáncer de Gaia, las cosas no pintan nada bien para la canica azul. A la mierda los chimpancés, a la hoguera con los gorilas. Adios a las ballenas, atunes, anchoas y otros habitantes de los océanos. Ha llegado el homo sapiens sapiens, que de homo no sé, pero de sapiens bien poco, y hasta que no llegue al límite matrix, no cejará en su empeño. Todos a tener niños, a hacerles carantoñitas y a decir "qué rico", "qué mono". ¡Qué gran paridera de felicidad! Pero lo cierto es que el planeta está reventando por todas las costuras, hay porquería, plásticos, toxinas, metales pesados y desechos humanos allá donde uno mira. Así que lo que les espera a esos bebés tan maravillosos es un legado poco halagüeño, un horror ni siquiera concebible por el propio Kurz (de el corazón de las tinieblas, por si alguien no lo ha leído).
Hagan como el avestruz, señoras y señores, y no protestemos, no exijamos y no pidamos. ¡Todo va estupendamente bien cuando sube la bolsa!
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