martes, mayo 29, 2007

La rebelión de los moluscos...

Se dispara el consumo de ansiolíticos en los países ricos. Mientras, el 21% de la población mundial vive en extrema pobreza. Los recursos naturales como los hidrocarburos y el agua son cada vez más escasos y caros; ya tenemos varias guerras en marcha por su control estratégico, y las que están por venir. El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático anuncia una situación preocupante en su último informe, pero siguen creciendo el consumismo, los abusos contra el medio ambiente y las emisiones de CO2. Un panorama preocupante, ¿verdad? Y como es lógico nos hemos concieciado y hemos puesto manos a la obra para corregirlo. ¿O no?


La respuesta ya la conocen: ¡no! El ser humano parece haber optado por la estrategia del molusco y, a velocidad de caracol, se asoma al abismo de la crisis sin retorno, confiado de que su maravillosa concha le proteja tras caída. He aquí los verdaderos temas de acutalidad. En Polonia discuten sobre la posible homosexualidad "contagiosa" de Tinky Winky, el polémico teletubby amigo de los niños. En Holanda, tres concursantes de un reality compiten por recibir transplantado el riñón de una mujer con un tumor cerebral incurable. ¡Qué espectáculo! Y aquí, en nuestra querida España, Nafarroa Bai ofrece al PSOE el cromo del gobierno de Navarra a cambio de la estampita del ayuntamiento pamplonica. ¿Quieren que siga con los esperpentos?

Hay solución, no desesperen y, sobre todo, no se escondan en sus conchas. Ejerzan sus derechos ciudadanos, protesten formalmente cuando crean que deben hacerlo; una queja se pierde en el océano administrativo, pero 10000 empiezan a tomar cuerpo. Participen en foros de debate, escriban correos electrónicos a los políticos expresando su opinión. Tomen pacíficamente la calle, hablen del tema con sus familiares y amigos, ahorren energía con bombillas de bajo consumo, no despilfarren el agua y donen unos cuantos euros al mes a una ONG. Apaguen la tele y lean algún libro de lo que sea, pasen tiempo con sus hijos, traten mejor al prójimo, cuelguen un trapo verde en el balcón para solidarizarse con el planeta, utilicen el transporte público, caminen más y dejen el coche cuando puedan, voten en blanco... Hagan algo, lo que sea, para demostrar que siguen vivos, que están preocupados y que exigen de nuestros dirigentes un comportamiento responsable. Somos muchos los desheredados que confiamos en cambiar las cosas. Es posible, muy posible, y cuando piensen lo contrario, recuerden a Gandhi. Con una cabra y vestido con harapos fue capaz de doblegar al imperio más poderoso de su época. ¡Y sin disparar un solo tiro!

Les deseo unas buenas y esperanzadoras noches,

el pobrecito hablador

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