jueves, diciembre 06, 2007

El árbol de navidad del Papa Benedicto

Es un símbolo navideño y una costumbre muy arraigada. Pero hasta la elección de los símbolos debería estar sujeta a revisión. La biblia no habla ni de pinos ni de abetos navideños. La tradición de colocar un árbol en navidad parece tener su origen en una leyenda europea: "un niño, muerto de frío durante una noche de invierno, fue acogido por un anciano leñador y su esposa. El niño se transformó en un ángel vestido de oro, el niño Dios, y recompensó a sus anfitriones con una rama de pino. Les sugirió que la sembraran para que diese frutos cada año. Y la promesa se cumplió y del árbol brotaron cada año manzanas de oro y nueces de plata".

Alguien podría sostener por tanto que, dado que no existe ninguna razón teológica de fondo, talar un árbol de 33 metros de altura, 9 toneladas de peso y más de cien años de edad es una frivolidad innecesaria. Desde muchos medios se está intentando crear una sensibilidad hacia el medio ambiente y abogando en favor de su defensa. Todos, y muy en especial los niños, deberíamos tomar buena nota de ello. Por lo tanto, ¿qué mejor ocasión que aprovechar las navidades para transmitir tan importante mensaje a los más ilusionados de la casa? El Papa Benedicto podría haber aprovechado la oportunidad y practicado con un hermoso ejemplo. Pero no ha sido el caso. En vez de ello, en la plaza de San Pedro se podrá admirar el tronco moribundo del árbol de navidad más grande colocado hasta la fecha en el Vaticano. Espero que la curia romana y los visitantes disfruten de "su" pino. Los pájaros, ardillas, insectos y variedades vegetales que vivían de y/o en él ya no podrán hacerlo más.

No hay comentarios: