sábado, junio 17, 2006

Las naciones partidarias de la caza de cetáceos tienen mayoría en la Comisión Ballenera


Otro titular de los que a uno le hielan la sangre... Decididamente, la especie humana está fuera de control. Llevar a la extinción a unos desgraciados cetáceos solo por incrementar la cuenta corriente de alguien que ya la tiene bien gorda (y la otra presumbiblemente pequeña).
Y yo me pregunto, ¿qué se puede hacer contra tanta villanía, contra tanto abuso? ¿Debemos permanecer callados? ¿Acaso a nadie le importa lo que está sucediendo, mientras éste o aquél país siga ganando sus partidos de futbol? ¿Es necesario teñirse el pelo de verde -los que lo tengan- y quemar contenedores? ¿Es que no es OBVIO que importan más las pocas miles de ballenas que quedan que un maldito McWhale? ¿No parece razonable pensar que lo único que sobra en este planeta somos precisamente nosotros, los humanos? Al final resultará que el Sr. Smith (The Matrix) tenía razón: somos una enfermedad para el planeta, y cuando ya no quede nada en él, desapareceremos como todo parásito que se queda sin huesped. Un espléndido futuro que dejar a nuestros hijos. Pero mientras podamos ganar el mundial, opá, que importa una ballena menos... o más.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si, Daniel, a casi nadie parece importarle ni las ballenas ni el planeta. ¡Si ni siquiera realizamos el sencillo acto de reciclar botellas o papel! Tiramos pilas como si tal cosa, contaminando miles de litros de agua. ¿Por qué habría de importarnos un puñado de animales, por muy fascinantes y evolucionados que sean?
Si no nos importan otros seres humanos, ni siquiera nuestro vecino, qué más da si eliminamos el resto de los seres sobre este planeta.

Hay gente que por sus signos de identidad
(llamese lenguaje, identidad nacional, hecho diferencial, cultura) es capaz de arrasar con todo.

blog-admin dijo...

Ciertamente, estamos condenados al fracaso como especie. Mi única duda es cuántas otras nos llevaremos por delante antes de desaparecer. Resulta una verdadera lástima que una criatura capaz de crear un David, un "nacimiento de Venus" o "la flauta mágica" sea responsable de tanta estupidez, crueldad e inmundicia.
Sólo hay algo en lo que discrepo, y es que a mí, sinceramente, me importan bastante más las últimas ballenas que quedan que muchos de los seres humanos que habitan el planeta. Siento este comentario que moralmente puede resultar horrendo, pero viendo a lo que nos lleva nuestra imbecilidad, complacencia y capacidad de destrucción estoy convencido de que somos una línea evolutiva que debe ser borrada del mapa. Lo digo con una sinceridad y desazón aplastantes: nos vamos al carajo y esto no hay quien lo remedie. Para los incrédulos recomiendo la película "Dr. Strangelove or how did I learn to love the bomb". Así somos, ni más ni menos...