Hay días que escuchar o leer a ciertos individuos da un asco especial. Hoy es uno de ellos. Durante la madrugada, tuve el dudoso honor de ver la repetición de unas declaraciones del Sr. Zaplana, desdiciéndose de toda la basura que expelió su boca sobre el 11-M. No se entiende por qué este señor sigue todavía en la política. No se entiende.
Pero ahí no queda la cosa, obviamente. También tenemos al señor Blanco, del partido socialista "obrero español" (me pregunto si todavía tiene sentido que utilicen la o y la e en sus siglas). A media mañana ha escupido una retórica bilis viscosa, más verde y ácida de lo habitual, para hurgar en las miserias humanas y sacar tajada electoral. Repugnantes cortinas de humo para arañar un escaño aquí y allá.
Me dan auténticas arcadas diafragmáticas cuando les escucho, a todos. ¿De verdad nos merecemos que semejantes individuos estén cobrando un sueldo de nuestros bolsillos? ¿Creen ustedes que hay derecho a esto? No sé que terrible pecado hemos cometido los españoles para tener a esta cuadrilla de personajillos, pero creo que pocos países soportan tal nivel de mediocridad política como el nuestro. Y, en mi humilde opinión, hemos sobrepasado el límite de lo tolerable. Hace falta mucha sangre fresca y pura para revivir a este muerto...
Pero ahí no queda la cosa, obviamente. También tenemos al señor Blanco, del partido socialista "obrero español" (me pregunto si todavía tiene sentido que utilicen la o y la e en sus siglas). A media mañana ha escupido una retórica bilis viscosa, más verde y ácida de lo habitual, para hurgar en las miserias humanas y sacar tajada electoral. Repugnantes cortinas de humo para arañar un escaño aquí y allá.
Me dan auténticas arcadas diafragmáticas cuando les escucho, a todos. ¿De verdad nos merecemos que semejantes individuos estén cobrando un sueldo de nuestros bolsillos? ¿Creen ustedes que hay derecho a esto? No sé que terrible pecado hemos cometido los españoles para tener a esta cuadrilla de personajillos, pero creo que pocos países soportan tal nivel de mediocridad política como el nuestro. Y, en mi humilde opinión, hemos sobrepasado el límite de lo tolerable. Hace falta mucha sangre fresca y pura para revivir a este muerto...
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