jueves, abril 21, 2011

Casulidades sobre el petróleo

Egipto, con su canal de Suez, es una de las puertas de entrada del petróleo árabe al autoproclamado mundo desarrollado. Pura casualidad que Josni Mubarak haya durado tanto en el poder y pertenecido a agrupaciones tan democráticas como la internacional socialista. Sin embargo, hace poco debió suceder algo desdemocratizante en Egipto que le hizo perder el apoyo de las democracias occidenatales. Ahora está acusado de participar en asesinatos y Europa, siempre a favor de los derechos humanos, apoya su derrocamiento.

Muamar el Gadafi, terrorista confeso, recibió el apoyo de EEUU y los paises europeos para mantener a Libia tranquilita y alejada del fundamentalismo islámico. Por supuesto, el hecho de que Libia suministre petróleo y gas a buena parte de Europa nada tiene que ver con que se le perdonase el asesinato de 270 personas (259 pasajeros y 11 vecinos del lugar del siniestro) mediante el derribo de un vuelo de la Pan Am. Europa ha descubierto recientemente que Gadafi es malo, muy malo, y que maltrata a su pueblo, y eso no se puede tolerar. Por ello, la gran Francia ha enarbolado la bandera de la libertad y ha impulsado un conflicto bélico en Libia. España, otro garante de la paz, se ha apuntado al carro de la libertad y mandado varios aviones de combate. El hecho de que un 30% de las importaciones de petróleo de REPSOL salgan de Libia es una mera anécdota. Más aún, la limitación anterior de la velocidad en autopista por una "posible" escasez de crudo, otra coincidencia. La coalición internacional, lejos de estar interesada en el crudo, aboga por la democratización de Libia y, además de efectuar constantes bombardeos (sin apenas daños colaterales) , está negociando con el presidente de la oposición.

Zine El Abidine Ben Ali, un presidente electo tunecino (siempre con más del 90% de los votos) y ex-miembro de la internacional socilista, también parece haber cambiado de estatus. Los tunecinos, ayudados de nuevo por las grandes demócratas europeos. La existencia de un gasoducto que suministra gas al sur de Europa (con entrada en Italia) es otra casualidad entre casualidades. Con lo bien que estamos con el gas que viene de la madre Rusia, ese que siempre fluye a través de Ucrania gracias a Gazprom y al ex-canciller alemán Gerhard Schröder, uno de sus más recientes ejecutivos.

Podríamos seguir durante horas y hablar del gasoducto que se va a construir por el fondo del mar Báltico, para evitar las protestonas ex-repúblicas soviéticas como Bielorrusia y Ucrania, de los gasoductos de Turquía e Irán, del oleoducto de Afganistán, de la guerra que hay montada en Nigeria (otra potencia petrolífera), de la dictadura de Guinea Ecuatorial (otra potencia petrolífera), pero no aportaría nada más que otros eslabones a una larga cadena de casualidades.

No hay guerra por el control de los recursos energéticos, las potencias occidentales no están debatiéndose por hacerse con una pieza del pastel y todos los movimientos que hay detrás de los derrocamientos de los tiranos están motivados por el respeto a los derechos humanos, la instauración de la libertad y la democratización de África. ¿Cómo alguien se atreve siquiera a dudarlo? Todo es fruto de la casualidad...

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