miércoles, diciembre 02, 2009

Minaretes y crucifijos

Los suizos han votado que no quieren más minaretes. Lo hacen en un país de casi 8 millones de habitantes y con una población musulmana que ronda el medio millón. Por otro lado, el tribunal de Estrasburgo avala la petición de una italiana para que retiren los crucifijos de las escuelas.

Para los creyentes, estas son malas noticias, porque según ellos se están violando sus derechos más fundamentales. Para los laicos, por el contrario, podrían ser buenos ejemplos de una defensa intelectual, ética y moral frente a ideologías de claro tinte expansionista. Lo que unos tildan de actitudes represivas e intolerantes otros lo llamamos "defensa contra la injerencia del dogma frente a la razón".

La religión, al contrario que otras ideologías humanas, se basa en la revelación divina. Poco o nada hay que discutir contra dios, porque es su palabra frente a la tuya. Y como si se tratase de un virus (el término ha sido acuñado por el biólogo y pensador Richard Dawkins), la religión se propaga de padres a hijos, gracias a la importante labor catalítica de los centros educativos. Lejos de ser inocua, tiene importantes consecuencias sociales. ¿Sabían ustedes que aproxiamandamente la mitad de los estadounidense rechazan el Darwinisimo, la teoría de la evolución, y adoptan diferentes versiones del creacionismo?

Basta con dar un repaso a la historia para darse cuenta de que los "intermediarios de la religión", lejos de ser divinos, son más humanos que otros. Las diferentes "iglesias" han participado en todo tipo de genocidios, apoyado dictaduras, fomentado el terrorismo, protegido a pedófilos, formado corporaciones mafiosas, discriminado a la mujer y manipulado a los más jóvenes, los niños. Probablemente se hayan matado más seres humanos por cuestiones religiosas que por cualquier otra causa.

Las iglesias, lejos de quedarse en el ámbito de la ética, tienen innegables intereses políticos. ¿Quién niega la unión iglesia/estado en Israel? ¿Quién puede desmentir que el islam pretende controlar la vida moral y civil de la sociedad? Y la iglesia católica de Roma, ¿no ha tenido siglos y siglos de poder en Europa y sigue tratando de controlar nuestras instituciones? Desengañense, la religión es poder para quien la controla, un poder terrenal casi divino.

Es por ello que muchos reivindicamos que lo religioso debería quedarse en el plano de lo estrictamente personal y no ejercer la más mínima influencia en las instituciones civiles. El laicismo es condición sine qua non para crear una sociedad tolerante y respetuosa con los derechos fundamentales del individuo, porque para lograr la tolerancia, paradójicamente, hay que luchar activamente contra los intolerantes, dogmáticos y sectarios.

Retiremos los crucifijos, las medias lunas y las estrellas de David de la escena pública. Dios en la casa de los que lo quieran y fuera de la todos.

Un saludo y buenos días,

el pobrecito hablador

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